El pasado domingo 10 de Junio cerca de 3 millones de personas abarrotaron (abarrotamos) las Avenidas Paulista y Consolação para asistir a la Parada Gay de São Paulo, la más importante a nivel mundial en cuanto a asistencia se refiere. Atrae a tanta gente como el Carnaval y a más que la Fórmula 1. Desde las 11 de la mañana hasta las 5 de la tarde varios autobuses animaron la ciudad con música, disfraces, boys con calzones ajustados y color, en una marcha que pretende manifestarse contra el racismo, el machismo y la homofobia.
Bajo un sol de justicia y arcos de colores, hay que destacar la tranquilidad y seguridad generalizada que se vivió y que no esperas en un evento con tanta gente. A las 10 de la noche la Paulista estaba como cualquier domingo, casi totalmente limpia, como si nadie hubiera pasado por allí.
Detrás del espectáculo y de la parafernalia que este tipo de fiestas suponen, el objetivo de las mismas es mostrar a la sociedad que los homosexuales forman parte de la misma y que deben disfrutar de los mismos derechos y deberes que cualquier otra pareja. En Brasil determinados grupos políticos no sólo no aceptan que las parejas gays puedan casarse, sino que además pretenden aprobar leyes que consideren la homosexualidad como delito. Así anda el patio... y eso que estamos en Brasil.
