Este fin de semana he visitado la capital de Brasil, Brasilia. Brasilia es, ante todo, una ciudad artificial, extraña, sacada de la nada, el paraíso de los políticos, casi los únicos que viven allí. Nadie va a ir a Brasilia a quejarse de nada y menos de lo que hacen los políticos, que, por otra parte, nunca sabemos qué es... y menos en Brasilia. Además, es una ciudad incómoda, de larguísimas avenidas, a recorrer en coche, ya que el transporte público también es prácticamente inexistente. En fin, Brasilia es así.
Bien, después de esta introducción, ahora voy a hablar bien de la capital. Brasilia fue el primer lugar elegido en el siglo XX Patrimonio Cultural Mundial. La modernidad e innovación que supuso el diseño de la ciudad con forma de pájaro la hizo merecedora de este premio. El llamado Eixo Monumental concentra la Esplanada de los Ministerios, el Congreso, el Palacio de Planalto, el Palacio Alvorada (residencia oficial de Lula), etc.
Mi visita se centró en tres puntos principalmente: la Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida, el edificio más conocido de Brasilia y también de su creador, Oscar Niemeyer, una institución para la arquitectura a nivel mundial y para todo Brasil. En segundo lugar, el Palacio Itamaraty, que reúne obras de arte (como O Meteoro) y antigüedades. Por último, el Memorial JK, museo dedicado al que fue presidente de la República, Juscelino Kubitschek, con objetos personales, fotografías antiguas, etc. Además de esto, no me perdí la visita a la Plaza de los Tres Poderes, con conocidas esculturas como Os Candangos o A Justiça, ni tampoco la visita a la Torre de TV, desde la que se ve todo Brasilia.
En definitiva, Brasilia me parece una ciudad interesante y moderna, y, además, bien acompañada por un cielo totalmente azul y con sol. Si quereis ver mis fotos, están aquí: http://picasaweb.google.es/issabelita1979